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EL ARTE DE ENSEÑAR A APRENDER A UNA ORGANIZACIÓN


por Horacio Krell*



Del capital humano al cerebro organizacional

Las personas aprenden con su cerebro. Pero ¿puede una organización, que no lo tiene, aprender también? La respuesta no es solo teórica: es existencial. Porque si no aprende, una organización está condenada a desaparecer.

Por eso, quienes la conducen deben asumir el aprendizaje como

una prioridad estratégica, no como un extra opcional. Aprender

no es un lujo, es un requisito vital. Como respirar para el ser

humano. Como invertir para crecer. Como pensar para actuar.


1. Las cinco A de la educación y su mutación en el mundo

organizacional

Las 5 A de la educación tradicional ?aprender a ser, a hacer, a

aprender, a convivir y a desaprender? fueron diseñadas para

personas, no para entes no biológicos.

Una organización no tiene cerebro propio ni puede trasplantarse

uno. Por eso necesita construir un cerebro externo, planificado

y sistémico, capaz de aprender desde la experiencia y no solo

desde cursos o manuales. Aprender haciendo. Fallando.

Mejorando. Compartiendo.


2. Del individuo a la organización: el salto no es automático


Que una persona aprenda no garantiza que la organización lo

haga. Para transformar conocimiento individual en inteligencia

colectiva, se necesita convertirlo en procesos, rutinas y cultura.

Una organización es una red. Y el conocimiento debe circular por

esa red. Si el saber queda anclado en un nodo ?una persona? y

esta se va, la organización sufre amnesia. Por eso, aprender como

organización es mucho más que sumar cerebros: es conectarlos y

sistematizarlos.


3. Construir un doble cerebro: humano y digital

El ser humano no puede delegar el acto de aprender, como tampoco

el de dormir. Pero la organización puede y debe

construir un doble cerebro:

? Un cerebro humano, donde cada persona funciona como

neurona colaborativa.

? Un cerebro digital, basado en inteligencia artificial y

sistemas de gestión del conocimiento.

El trabajo y el aprendizaje no deben separarse. Toda producción

implica aprendizaje. La clave está en desarrollar rutinas reflexivas y métodos para que el saber quede incorporado, no

solo ejecutado.


4. Aprender antes, durante y después

El aprendizaje organizacional se vuelve potente cuando abarca

todo el ciclo de acción:

? Antes: se planifica, se prevé, se consulta, se desarrollan habilidades blandas como pensamiento estratégico, comprensión lectora, oratoria, redacción, escucha activa y análisis crítico.

Estas capacidades, naturales en el cerebro humano, son tan obvias que el sistema educativo las subestima, mientras que las organizaciones exitosas las entrenan.

? Durante: se aprende haciendo, ajustando el rumbo en

tiempo real, con pausas reflexivas, feedback inmediato, reuniones breves, y revisión entre pares.

? Después: se sistematiza lo aprendido, se consolida la cultura organizacional, se evita el olvido mediante herramientas como la mnemotecnia, y se mejoran las competencias cognitivas del equipo.


5. Just in time: el saber en el momento justo

El aprendizaje también debe ser ágil. El modelo just in time permite acceder al saber justo cuando se necesita. Para lograrlo, el conocimiento debe haber sido capturado, clasificado y puesto a

disposición previamente, a través de plataformas digitales, expertos internos o redes colaborativas.

Sin una estrategia de gestión del conocimiento, el saber no llega

a tiempo. El just in time promueve la eficiencia, el aprendizaje por microdosis, y la acción informada.


6. Superar los frenos del aprendizaje organizacional

Los mayores enemigos del aprendizaje continuo son:

? La autosuficiencia: no pedir ayuda por orgullo.

? La miopía táctica: priorizar lo urgente por sobre lo importante.

? La resistencia al cambio: no valorar lo que ?aún no hace falta?.

Superar estos obstáculos exige humildad, visión, cultura de transferencia y un mapa interno de talentos: saber quién sabe qué.

Pedir ayuda no es debilidad: es inteligencia aplicada.


Conclusión: el futuro pertenece a las organizaciones que

aprenden

Las organizaciones mueren si no aprenden. Aprender no es una actividad paralela al trabajo, es parte del trabajo mismo. La cultura

del aprendizaje continuo se construye cuando cada integrante entiende que cada día es una oportunidad de crecer, mejorar y compartir.

Hablar de errores sin temor, dar y pedir feedback, construir hábitos de mejora constante: ese es el cerebro invisible que toda organización necesita para sobrevivir en el presente y prosperar en el futuro.

Gracias a la inteligencia artificial, hoy es posible crear cerebros

organizacionales que sobrevivan a las personas que los crearon.

Por eso, nunca fue tan vigente el viejo proverbio:

?Los hombres pasan, las instituciones quedan?.

Y si esas instituciones aprenden, pueden vivir 1000 años.


*Director de Ilvem. Mail de contacto horaciokrell@ilvem.com o +5491154224742


*Director de Ilvem. Mail de contacto horaciokrell@ilvem.com o +5491154224742.